- Hijo que bueno que has vuelto a casa, te he buscado muchos años, desde que la loca de tu madre te arrebato de mi Él apretó los dientes para no decir nada, necesitaba que el viejo creyera en él y le entregara las riendas de la familia, habían hablado de ello durante días, y aunque él sabia toda la verdad de lo que paso con su madre y que nunca lo quiso, estaba dispuesto a fingir demencia para dejarlo sin nada, iba a destruir a ese maldito viejo decrepito, a su mujer, a sus hijos, los iba hacer pagar por el dolor de su madre y de él mismo. Esa mañana Johan le pregunto si aun destruiría a sus hermanos, ellos también eran niños cuando todo paso y no tenían la culpa por nada. Pero no los sentía como sus hermanos, y estaba convencido de que haría más daño al viejo y a esa maldita mujer si destruía sus vidas primero, al final él también fue un niño y a ellos no les dolió destruir su vida. - Pasa al comedor hijo, mi esposa te ha preparado una gran cena para que conozcas a tus hermanos. - Claro, muero de ganas de conocerlos - dijo en cuanto entro al salón - nos perdimos la oportunidad de crecer juntos - Tendrán tiempo de conocerse, con suerte tu hermana ha regresado a casa esta semana, aun no sabe que vienes, pero seguro se esta poniendo linda para recibir a su prometido Marcus, así que no tardara en bajar. Ven te presento a Marcus Solo pensaba en que quería volver a casa, y encontrar a Leiah ahí habían acordado de tener una cena especial esa noche, ojala la niña mimada bajara pronto para salir de esta situación. Charlo un momento con su cuñado, no parecía un mal tipo, aunque tal vez seria un daño colateral. - Miren todos, ahi viene mi princesa - dijo el viejo orgulloso presentando a su hija, vio el amor en su rostro y no pudo evitar odiarlo una vez más. - Hola a todos - dijo una hermosa voz conocida que él tanto amaba y que lo hizo girar la cabeza de inmediato. Sus ojos se cruzaron con sorpresa, y él dejo de oír todo lo que acontecía a sus alrededor, el grito ensordecedor de su cabeza era más fuerte, y le preguntaba que rayos hacia su Leiah ahí. Su corazón latía a toda prisa y no lograba encontrar su voz. - Hola cariño - dijo Marcus rompiendo el silencio y sacándolo de sus pensamientos, mientras se acercaba a tomar las manos de su hermosa y sorprendida mujer. - Hija ven saluda a tu hermano, te hable de él anoche, por favor dale un abrazo Leiah y hazlo sentir como en casa - dijo el viejo confirmando lo obvio mientras a él se le rompía el corazón